martes, 12 de julio de 2011

Y responsables

Cuánto tiempo sin escribir nada por aquí. Y qué poco se ha notado. Y después de tanto tiempo, el mundo sigue siendo más o menos la misma mierda. ¿Qué coño os pasa, no pensáis arreglarlo o qué? Es coña, ya se que no se puede hacer nada. No se puede, es imposible. Buscaos un bote salvavidas, porque aquí ni los músicos siguen tocando, están en el bar quejándose del imbécil del capitán. Menos el de los bongos, ese está en Sol haciendo yoga.

Creo que somos un poco irresponsables, todos, del primero al último. Hablo de la crisis, del mundo, de las guerras y el hambre, de los bancos, de los políticos, de los publicistas, pero sobre todo hablo de vosotros y de mí mismo. Sí, porque somos unos irresponsables. Trataré de explicarme:

Estamos metidos en una enorme crisis económica. La cosa va de dinero, sí. Sobre todo va del nuestro, y de lo irresponsable que hemos sido con él y seguimos siendo. Porque vemos totalmente normal esta idea que no sé muy bien quién nos ha vendido de que con nuestro dinero tenemos que ganar más dinero, y que además eso no tiene consecuencias sobre el dinero de los demás. Esto es del todo absurdo, ilógico, y además falso. Porque el dinero es para vivir, para comer y pasarlo bien, no para tener más. Y porque si alguien tiene mucho, no nos engañemos, es a costa de que el resto tenga menos. ¿Muy simplista? ¿Ingenuo tal vez? Veamos...

Nuestra forma de vida: libre competencia y libertad para elegir lo que más nos convenga. Pues muy bien, acabamos el colegio y a estudiar mucho. No porque queramos aprender, no porque queramos aportar algo al mundo, sino porque ahí fuera hay una competencia atroz y necesitamos un montón de títulos, esta es una idea que podemos escuchar a cualquier madre decir a sus hijos, por pequeños que sean. Una vez somos los mejores de entre todos esos engominados que esperan entrevistarse para el puesto, conseguimos nuestros 1000 eurazos al mes. Necesitamos un banco donde ingresar la nómina, claro. Ahora son los bancos los que se engominan, los que tratan de convencernos de que son mejores que los demás. Y nosotros elegimos libremente. Como hacemos con la ropa, o el detergente, o el programa de televisión que queremos ver. Es sencillo, y no parece malo: cada uno puede elegir lo que más le guste, el que ofrezca un buen producto sobrevive, puede que hasta se forre, y el que no debe ceder, se adapta o desaparece.

Aquí aparece nuestra gran irresponsabilidad: elegir con nuestro dinero aquello que favorezca a nuestro dinero. Igual que no nos educan para estudiar algo que queramos aprender, sino algo que "tenga muchas salidas", nosotros no elegimos un banco porque sea bueno, competente y honesto, sino que elegimos el que más nos va a pagar por tener nuestro dinero y menos comisiones nos va a cobrar. Para esto, por supuesto, animamos a los bancos a que se anuncien declarando sus objetivos: hacer crecer nuestros ahorros, regalar sartenes y ser nuestros mejores amigos. Claro, que para ser más rentables que los demás bancos hay que invertir en industria lo más rentable posible... aunque contamine mucho; hay que fomentar las empresas más potentes... aunque estas sean, por ejemplo, las de fabricación y venta de armas, o de textiles que explotan niños en el tercer mundo, u otras cosas tan deleznables como legales (como todas esas hipotecas sospechosas). Lo mismo pasa con el detergente, la ropa, o los programas de televisión. Al entrar al juego, les estamos diciendo "vendernos o desaparecer", nosotros hemos creado estos monstruos. A las modelos anoréxicas, a Belén Esteban, a las farmacéuticas podridas, a Fernando Alonso y a los fichajes de 1000 millones de euros... "nuestros" 1000 millones de euros, los que no tenemos para pagar la hipoteca, los que hemos gastado en ese analfabeto que da patadas a la pelota al salir de la esteticista. Ellos no son tan malvados, y nosotros no somos tan inocentes.