Hemos visto dimitir al
Papa antes que a un ministro español. Las malas lenguas dicen que
renuncia porque su nombre ha aparecido en los papeles de Bárcenas,
esos que Rubalcaba ha falsificado para cargarse a cualquiera que no
le guste, y que todo lo que sale en ellos es mentira (“salvo
algunash cosash”).
No obstante, el Papa ha
afirmado que dimite porque se encuentra sin fuerzas: “hoy las he
pasado putas en la séptima serie de sentadillas”, declaraba hace
unos días.
Yo estoy un poco confuso.
Se supone que el Papa es elegido por Diooooos, que infunde en sus
pensamientos directamente su voluntad. Así que se me ocurre que o
bien Diooooos se ha equivocado al nombrarle su representante o que el
Papa se equivoca al renunciar. Pero Diooooos es omnipotente y por lo
tanto no puede equivocarse, y el Papa es infalible (según los
cánones del papado) por lo que tampoco puede tomar una equivocación
errónea.
De manera que la solución
al enigma es sencilla: el Papa ha creado una paradoja que acabará
por desmenuzar toda la existencia. La que está liando Rubalcaba.
Mariano Fernández Bermejo, ministro de justicia, dimitió tras aquella nefanda cacería, organizada por Bartolomé Molina (PP).
ResponderEliminarEsto hay que actualizarlo un poquito ya, ¿no?
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