sábado, 11 de mayo de 2013

Vaya valla


Iba yo, en pasado reciente y primera persona, circulando por la A-6 dirección Madrid, no porque tuviera el capricho sino por necesidad, cuando me encontré con esta maravilla de valla publicitaria:


Me gustan estos carteles, porque además de entretener informan. Resulta que 300 niños mueren cada día por aborto. En España, supongo. Joder, esto es muy duro, me imagino a los padres, abuelos y familiares en la sala de espera de urgencias y el médico saliendo por las puertas con cara compungida: “lo siento, el niño ha muerto de aborto. Lo debió contraer sin darse cuenta en algún colegio público”.

A ver, si yo dijera que con cada aborto se mata a un niño estaría mintiendo, ya que unas pocas semanas tras la gestación eso tiene muy poco que ver con un niño. Claro, que con el tiempo podría ser un niño, probablemente... vale, transijo con esto. Pero es incuestionable que unos pocos años años después el niño será adolescente, no? Así que también podríamos decir “300 adolescentes muertos a diario en España y la ley lo permite”. Y un paso más ni se nota: “300 jóvenes asesinados todos los días a manos de votantes de izquierdas”. Hmmm, un poco exagerado, pero la información es la misma.

Vale, una vez aquí no vamos a parar, sigamos proponiendo a ver cuál nos gusta más:
“300 parados de larga duración asesinados a diario en los hospitales públicos”.
“300 ancianos son asesinados en el útero de las españolas cada día”
Un anciano no es un joven, un joven no es un niño, y un niño no es lo que muere “por aborto”.

Y no quiero que me malinterpreten, defensores de las leyes anti-aborto, con esto no quiero decir que tengan menos derecho a opinar por no saber diferenciar unas células de un niño (me gustaría verles ir a recoger a sus hijos al colegio, a ver qué se llevan a casa), faltaría más. Sólo quería llamarles hijos de puta, así, con todas las letras, por querer imponer sus opiniones a los demás, por pensar que un grupo de células tienen más derechos que una mujer que siente y padece, y por ser tan incoherentes con esas opiniones. Si piensan que terminar un embarazo de unas semanas es matar un niño, no entiendo porqué cada vez que muere uno de sus gametos no están matando también un niño. Y son hijos de puta si tienen opinión en este tema y no han entendido la palabra “gametos”.

Y sí, son unos hijos de puta por pensar que un aborto es un crimen y no un drama con causas y consecuencias que sí podemos combatir, porque mientras se dediquen a hacer estas gilipolleces supondrán un lastre para el progreso hacia una sociedad educada y feliz donde estos dramas sean sólo casos aislados y no 100,000 al año, y que en esos casos aislados las mujeres cuenten con la posibilidad de un aborto (voluntario o no) seguro y gratuito y que se vean apoyadas por la sociedad en lugar de acusadas de asesinar a su propio hijo.

Y para terminar una reflexión para los más católicos: ¿los niños que mueren van al cielo? Supongo que sí, son niños inocentes... ah, pero está lo del pecado original, bueno, pero seguro que Dios se lo perdona. ¿Y un embrión de 9 semanas? ¿Irá al cielo? ¿Tiene alma (la tengo yo)? ¿Y si en vez de 9 semanas tiene 9 segundos? ¿Y entonces los gametos separados? ¿Y por qué no entonces otras células? ¿Y las bacterias, entonces? Ya sólo quedan los virus. ¿Y las proteínas sueltas? ¿Y los aminoácidos que las forman? ¿Y los átomos de esos aminoácidos? ¿Y las partículas subatómicas que los forman? Me apuesto dos euros a que no hablan de esto en la iglesia. Y entonces, ¿por qué cojones se empeñan en opinar y además decidir por los demás? Ah, ya, lo de hijos de puta... argumento circular, culpa mía, perdón. De lo de argumento circular sí que le dan bien en la iglesia, eh pillines...

4 comentarios:

  1. Si el embrión tiene alma desde el momento de la fecundación, entonces, por lógica cada gameto es portador de una mitad de alma.

    Y por éso, a ojos de Dios, los hombres somos mejores, porque creamos muchas más medias almas que las mujeres.

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  2. "De donde no hay, no se puede sacar". Ésto, que suena tan evidente y hasta redundante, le costó a mi abuela enseñármelo mucho tiempo. Aún ahora y sigo descubriendo - casi siempre con desilusión - nuevos horizontes donde aplicar la frase; aún así, la desgracia real, considero, es que no todo el mundo tubiera una abuela la mitad de consecuente que la mia para enseñarles tal cosa... o que sustituyeran sus enseñanzas por las de un cura, si es que a esos selmos se les puede llamar enseñanzas.

    ¿Qué más hay que decir? Vivimos en una sociedad de números: Contra más seamos menos importancia tenemos individualmente (más gente con la que reemplazarnos si "pensamos demasiado" - molestar, para algunos) y, además, más dificil es que nos pongamos de acuerdo. Además, cuando una persona planifica su futuro y tiene capacidad para redirigir el presente en caso que no acabe de salir como esperaba, es más difícil manipularla. Por el contrario, cuando se encuentra desbocada por una de las muchas vicisitudes de la vida y se cree sin herramientas para solventarlo, si es necesario se aferra hasta a un hierro candente.

    Nuestra querida Iglesia siempre supo éso; se nutre y alimenta de esa sensación de imposibilidad, de ésa impotencia, de ése miedo... y así mismo lo retransmite con sus mensajes de "paz"; dulces caramelos envenenados que siempre llevan consigo el transfondo de un hipotético infierno o un sufrimiento aún mayor que el vivido.

    A ésta gente, ansiosa de poder a cualquier precio, así como a sus representantes (en cualquiera de las multiples esferas que corrompen), ¿deberas creemos que les importa una mierda la vida de 300niños, jóvenes, adolescentes, adultos o viejos?

    Sólo una: la suya.

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  3. Exacto, esa parece ser la clave para mantener el poder: miedo más falta de recursos para controlar tu propia vida igual a dependencia total.

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