viernes, 22 de junio de 2012

Siendo Realista...

Casi pudo oír la última pieza encajando en su sitio. Su plan se había desarrolado perfectamente y ahora, Asmodyel, príncipe en el exilio de las 666 Legiones de Hel, gobernaría el Viejo Reino en el cuerpo de  Gwenwivar corrompiendo las almas de sus súbditos. Con ellas formaría el ejército que necesitaba para reconquistar sus dominios en El Abismo.
Si cabe, su triunfo sabía más dulce porque había sido la propia reina la que había dirigido la invocación, creyéndole la única forma de parar la epidemia que los servidores del demonio habían propagado.
Todos los magus habían muerto, la mayoría suplicando, meando y cagándose encima, cuando Asmodyel había atravesado el círculo de protección. Pero la reina se mantenía erguida, desafiante, con porte lleno del orgullo y el cinismo que el demonio había visto en otras mujeres, mujeres de un futuro que había visitado, un futuro prometedor para los de suraza. Mujeres tan raras en esta época retrógrada.

- Ahora te poseeré, mujer.- dijo el Señor del Limo- Tu cuerpo será mío.
- ¿Es un proposición?- Replicó Gwen con sorna- De verdad, que todos los hombres sois iguales...


Asmodyel torturó a la reina durante tres lunas, usando magia poderosa para mantenerla viva. Después envió al infierno a todos sus seres queridos y le obligó a presenciar su sufrimiento durante un milenio. Finalmente la despedazó, violó sus restos todavía conscientes y se la comió. No recuperaría sus dominios, su plan truncado por él mismo, pero es que no soportaba a los listillos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario