sábado, 28 de mayo de 2011

Sagrada Gabiblia: Génesis II

Y Alfonsé decidió que su creación necesitaba un centro para así saber cuales serían los extremos.  Y porque todo el mundo sabe que las Creaciones han de tener un propósito si no vaya mierda de Creación, Creada así porque sí sin ton ni son, porque te apetecía.
Primero creó el Ton y el Son no fuera a ser que luego los necesitara para algo y no estuvieran creados.
Y después, ya que no había estudiado física y no sabía cómo hacerla él, dijo “Hágase la Luz” a ver si colaba. Y no coló. Y la Luz no se Hizo. Lo que se Hizo fue un Electricista con un Presupuesto que dijo “Si no quiere que se queden los cables colganderos va a haber que de picar. Y le va a salir por un ojo.”
Y Alfonsé creó el pañuelo con nudos en las esquinas y el mondadientes y, cuando el albañil se agachó a mirar el Centro de la Creación para ver eso de los continentes y las montañas, creó el horizonte cleftal. Y lo llamó Raja del Culo. Y vio que era bueno. No bueno bueno, pero encajaba de una forma enfermiza.
Y como en todas las obras grandes aparece un fontanero que piensas que no vas a necesitar y al final es al que más dinero pagas, rellenó los huecos e imperfecciones que habían dejado los otros operarios con mares y ríos.
A partir de los palillos, el papel albal con migas de los bocatapanceta y las latas de Mahou, El Centro de la Creación sufrió una infestación de criaturas que poblaron la Tierra, el Agua y los Cielos.
En principio había pensado hacerlo todo en siete días pero al final, con todo, quedó  acabado en 8 semanas más 4 meses de “retoques”.
Y Como venía bastante quemado ya, creó al hombre para tener a alguien con quien desahogarse y le dejó todas las facturas. Luego creó a la mujer y las palabras “inútil” y “desgraciado”. Y, sintiéndose especialmente cruel, creó Hacienda.

El funcionario volvió de desayunar. Puso todo el papeleo generado en la bandeja de “pendiente” y se fue a almorzar.

Y todo esto que me acabo de inventar es La Verdad por que está escrito desde hace un montón de tiempo. Y como se te ocurra no creértelo te llamaré Blasfemo y  Hereje y me inventaré cosas para que lo pases mal cuando te mueras. Hereje Blasfemo.

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