viernes, 17 de mayo de 2013

Y yo sin la mili hecha

La democracia anda un poco deprimida, así que hay días que ni se levanta de la cama. Hoy sí que se ha levantado, pero con un escozor en el ojete que no se puede aguantar. Intenta recordar qué le hicieron la noche anterior, pero los recuerdos están confusos a causa de tanta medicación que le recetan los mercados... las imágenes vienen y van, y ya no se aclara si en España hubo o no hubo una guerra civil, y si estuvo justificadísima porque los republicanos eran unos cochinos que mataban curas. ¿O eso era una película? Bueh, qué más da... ahora ya tenemos democracia y todo eso da exactamente igual.

Así que la democracia se arrastra al sofá, se calienta un café y se pone a ojear el periódico. Y se encuentra con esto:


Es la foto de un homenaje en Cataluña a la gloriosa división azul española. La buena señora del tinte es la delegada del gobierno en Cataluña, decente y católica, el señor a su lado creo que es el alcalde de la ciudad de turno (del PSOE) y los héroes intachables del uniforme de la falange son unos que hicieron de este país lo que es hoy. Y en la misma fecha que una jueza argentina recibe "no nos moleste por tonterías" de parte del gobierno español, cuando trataba de recibir por videoconferencia los testimonios de testigos españoles de los crímenes del régimen.

Franco dio un golpe de estado, los fascistas se hicieron con el poder y fusilaron a diestro y siniestro (a siniestro sobretodo). Colaboraron con el nazismo activamente, montaron campos de concentración y se pasaron los derechos humanos por el forro. La iglesia católica les apoyó en exclusiva y contribuyó a todo cuanto hicieron. Los nazis capturaban a los enemigos del régimen que habían huido a otros países europeos, y o bien los traían a cunetas patrias o bien los despachaban cómodamente en cualquiera de sus campos. Algunos (pocos) soldados españoles lucharon codo con codo con los nazis en varias regiones, y balas de manufactura alemana e italiana perforaban las sienes de traidores apátridas por toda nuestra geografía.

Cuando los nazis cayeron al régimen se le olvidó que fueron tan amigos, y de pronto eran absolutamente neutrales, total esa guerra no iba con ellos. Y cuando Franco murió, dejó al rey al mando del estado y sus ministros y otros simpatizantes se montaron un partido político que ahora gobierna en España y en muchas de sus autonomías (mediante votos lícitos, ojo).

Cualquiera que haya leído estos párrafos estará pensando "para qué coño me cuenta todo esto". Lo cuento porque la mayoría de los españoles creen que no hace falta estar recordándolo, ni es necesario juzgar los crímenes del franquismo, y que todo está ya superado y saneado. Pero ahí sigue la iglesia, y la guardia civil, y la monarquía, y el Partido Popular tiene mayoría, y la fundación Francisco Franco está subvencionada por el estado, y prácticamente todos los alumnos de colegios e institutos desconocen todos estos hechos históricos, o bien tienen versiones distorsionadas. El fascismo venció adaptándose a los tiempos y conviviendo con otras ideologías, pero nunca se extinguió en España.

Y que no son opiniones, que son hechos. Que si los rojos cometieron crímenes de guerra, que si la república era un cachondeo, que si hubo curas asesinados, y que si Franco puso la seguridad social. Pues me parece muy bien, pero todo lo anterior sigue siendo cierto y aquí gobierna el partido formado directamente a partir del régimen fascista, régimen asesino y antidemocrático. Y ahora, a la calle a protestar por no cumplir sus promesas.

sábado, 11 de mayo de 2013

Vaya valla


Iba yo, en pasado reciente y primera persona, circulando por la A-6 dirección Madrid, no porque tuviera el capricho sino por necesidad, cuando me encontré con esta maravilla de valla publicitaria:


Me gustan estos carteles, porque además de entretener informan. Resulta que 300 niños mueren cada día por aborto. En España, supongo. Joder, esto es muy duro, me imagino a los padres, abuelos y familiares en la sala de espera de urgencias y el médico saliendo por las puertas con cara compungida: “lo siento, el niño ha muerto de aborto. Lo debió contraer sin darse cuenta en algún colegio público”.

A ver, si yo dijera que con cada aborto se mata a un niño estaría mintiendo, ya que unas pocas semanas tras la gestación eso tiene muy poco que ver con un niño. Claro, que con el tiempo podría ser un niño, probablemente... vale, transijo con esto. Pero es incuestionable que unos pocos años años después el niño será adolescente, no? Así que también podríamos decir “300 adolescentes muertos a diario en España y la ley lo permite”. Y un paso más ni se nota: “300 jóvenes asesinados todos los días a manos de votantes de izquierdas”. Hmmm, un poco exagerado, pero la información es la misma.

Vale, una vez aquí no vamos a parar, sigamos proponiendo a ver cuál nos gusta más:
“300 parados de larga duración asesinados a diario en los hospitales públicos”.
“300 ancianos son asesinados en el útero de las españolas cada día”
Un anciano no es un joven, un joven no es un niño, y un niño no es lo que muere “por aborto”.

Y no quiero que me malinterpreten, defensores de las leyes anti-aborto, con esto no quiero decir que tengan menos derecho a opinar por no saber diferenciar unas células de un niño (me gustaría verles ir a recoger a sus hijos al colegio, a ver qué se llevan a casa), faltaría más. Sólo quería llamarles hijos de puta, así, con todas las letras, por querer imponer sus opiniones a los demás, por pensar que un grupo de células tienen más derechos que una mujer que siente y padece, y por ser tan incoherentes con esas opiniones. Si piensan que terminar un embarazo de unas semanas es matar un niño, no entiendo porqué cada vez que muere uno de sus gametos no están matando también un niño. Y son hijos de puta si tienen opinión en este tema y no han entendido la palabra “gametos”.

Y sí, son unos hijos de puta por pensar que un aborto es un crimen y no un drama con causas y consecuencias que sí podemos combatir, porque mientras se dediquen a hacer estas gilipolleces supondrán un lastre para el progreso hacia una sociedad educada y feliz donde estos dramas sean sólo casos aislados y no 100,000 al año, y que en esos casos aislados las mujeres cuenten con la posibilidad de un aborto (voluntario o no) seguro y gratuito y que se vean apoyadas por la sociedad en lugar de acusadas de asesinar a su propio hijo.

Y para terminar una reflexión para los más católicos: ¿los niños que mueren van al cielo? Supongo que sí, son niños inocentes... ah, pero está lo del pecado original, bueno, pero seguro que Dios se lo perdona. ¿Y un embrión de 9 semanas? ¿Irá al cielo? ¿Tiene alma (la tengo yo)? ¿Y si en vez de 9 semanas tiene 9 segundos? ¿Y entonces los gametos separados? ¿Y por qué no entonces otras células? ¿Y las bacterias, entonces? Ya sólo quedan los virus. ¿Y las proteínas sueltas? ¿Y los aminoácidos que las forman? ¿Y los átomos de esos aminoácidos? ¿Y las partículas subatómicas que los forman? Me apuesto dos euros a que no hablan de esto en la iglesia. Y entonces, ¿por qué cojones se empeñan en opinar y además decidir por los demás? Ah, ya, lo de hijos de puta... argumento circular, culpa mía, perdón. De lo de argumento circular sí que le dan bien en la iglesia, eh pillines...

lunes, 15 de abril de 2013

Nazis, ETA, pegatinas... ¡EL HORROR!


Escandalizado me ando. Resulta que, al parecer y sí me puedo fiar de mis gobernantes (y me parecería antidemocrático no hacerlo ciegamente), el otro día un grupo de 20 perroflautas desarrapados ocuparon Varsovia, exterminaron a los judíos y bombardearon Londres. Luego pegaron unas pegatinas en el centro de Madrid y llamaron hijo de puta a un hijo de puta. ¿Hasta cuándo va a seguir esto así? ¿Es que no nos van a ayudar el resto de naciones?¿Dónde están los americanos cuando se les necesita?

Cospedal me ha tranquilizado un poco, ha asegurado que la violencia se vuelve contra los que la ejercen. Ojalá metan a toda esta chusma en una cámara de gas, o cuanto menos en un campo de concentración donde tengan que alimentarse de los callos de sus sucios pies hasta que sucumban consumidos por el hambre y la peste, para que prueben de su medicina. No podemos permitir este tipo de “totalitarismo”, palabra empleada varias veces por la lideresa, que Dios la bendiga por protegernos de esta plaga. ¿Y los tanques, dónde están cuándo los necesitas? Menos misiones humanitarias por el extranjero y un poco más de caña a los rojeras nazis estos de las pegatinas.

Aguirre nos informa, por otro lado, que además son gente muy cercana a ETA. Malditos nazis vascos, hasta aquí han llegado, a la calle Serrano de Madrid. Dónde vamos a parar. Por favor, queridos líderes demócratas, protegernos con la ayuda del Señor de todo el mal que nos acecha.

Ah, por cierto, me gustaría dirigirme ahora a los rojeras que opinan cómodamente en la tele y el internés: decir que hay desahucios es demagogia, y no se puede hablar así a la ligera diciendo cualquier tontería, eso puede crear alarma social. Es una irresponsabilidad decir cosas tan extremistas en los medios sin argumentar debidamente. Desahucios, dicen... qué barbaridad.

miércoles, 10 de abril de 2013

No es que Dios no juegue a los dados, es que a tí no te ha invitado a la partida


El demonio de Laplace es un señor imaginario propuesto por Laplace con la siguiente idea: si existiera un ser con suficiente pericia en matemáticas y que conociese con precisión la posición y el momento (digamos que es el producto de la masa y la velocidad) de todas y cada una de las partículas que conforman el universo, entonces podría calcular y conocer absolutamente cualquier cosa que se diera, en el pasado o en el futuro, en cualquier lugar del universo. Todo, sin excepción, quedaría totalmente determinado, en ambas direcciones temporales, por unas “sencillas” ecuaciones de movimiento. No quedaría espacio alguno para el azar ni el libre albedrío, si es que existen cualquiera de los dos.

Hoy he soñado que el demonio de Laplace venía a mi casa para que le dijera la posición y el momento de cada una las partículas en mi posesión. Esto no sólo incluía a las partículas de mi cuerpo, también a las de cada objeto que poseía, incluso las moléculas de aire que pasaran por ahí. Era una especie de declaración de la renta pero a lo bestia, y además tenía que declarar con infinita precisión cada medición. Menudo agobio me entró de repente, yo no sabía nada de esto.

Perplejo, mantuve cara de póquer y argumenté que no existe la precisión absoluta, que cualquier medida está sujeta a cierta indeterminación dada por los instrumentos de medición. El demonio suspiró: “qué me vas a contar, vengo de hacer una auditoría a un ingeniero que dice que, con cierto margen de error, un triángulo es aproximadamente igual a una circunferencia”. Me dijo que no colaba, que era mi responsabilidad poder medir mis posesiones con infinita precisión, que esto no era Suiza. Y que me diera prisa porque necesitaba posición y momento de todas las partículas del universo exactamente en el mismo instante, y ya iba por la mitad del instante y aún le quedaban un montón de galaxias. Luego me desperté con ganas de mear y se me fue pasando la tontería, y volví a mis habituales sueños de decapitar monjitas con las tijeras de cortarse las uñas.

Pero mi tierna mente ya había quedado marcada, lo bastante al menos como para pasarse una mañana filosófica. ¿Funciona todo tal y como lo planteó Newton, como una maquinaria que una vez puesta en marcha funciona impecablemente con cada proceso perfectamente establecido, sin cabida para libertad ninguna? Bueno, nosotros podemos pensar y decidir libremente. Pero la verdad es que no, o al menos no lo sabemos, sólo percibimos que es así y nuestra percepción es parte de nuestra mente, así que bastaría con que estuviera establecido que tenemos que percibir que nada está establecido y que podemos decidir, y fin del problema. O principio, no sé.

Bueno, sin filosofías baratas. Pongámonos prácticos. Supongamos que todo está determinado en el universo; para ser como el demonio de Laplace y poder conocer todo lo acontecido y que acontecerá necesitaríamos medir con infinita precisión todo lo que existe en cualquier instante y dominar sin error alguno las leyes físicas que rigen el universo. Con estas dos sencillas cosas bastaría para alcanzar la omnisciencia total. ¡Qué fácil! Y ahora las trabas: aunque no podemos asegurar que nunca conozcamos las leyes físicas a la perfección, sí podemos asegurar que no podemos medir (conocer) todo lo que existe en cierto instante. ¿Por qué? Pues porque hay trampas para que no se pueda, es parte de dichas leyes físicas.

Por un lado tenemos el principio de indeterminación, que no vamos a demostrar aquí pero que dice que es imposible medir con precisión infinita el estado de ningún sistema. En el caso del demonio de Laplace, que necesitaba saber posición y momento de cada partícula, se da la situación de que el producto de ambas incertidumbres siempre tiene un valor mínimo (exacto y definido, no es nada metafísico) para que ambas magnitudes siquiera existan. Por lo tanto, si el error al medir la posición tendiera a cero, el error al medir el momento se dispararía a infinito, es decir que no sabríamos nada sobre el momento. Esto no es consecuencia de ninguna limitación técnica, no depende de los aparatos de medición, sino que es una propiedad física de todo lo que existe: en el momento de ser observado, el sistema ha cambiado como consecuencia de ello, has interactuado. Es una explicación barata pero que sirve.
Por otro lado tenemos que existe un límite en la velocidad de las cosas, pero no en la distancia entre ellas. Por lo tanto, si el demonio quisiera observar todas las partículas del
universo en el mismo instante le sería imposible, ya que algunas de estas partículas estarían a distancias prácticamente infinitas y en cambio la información sobre ellas le llegarían a velocidades finitas. Por lo tanto, en el momento de recibir dicha información ya estaría obsoleta. Quizás miles de millones de años obsoleta.

¿Y qué importaría si no se pudieran medir exactamente alguna de las partículas? Pues que no serviría medir todas las demás, porque al incluir aquella desconocida influiría en todas las demás de manera impredecible con el tiempo. Aunque tendríamos una aproximación de cómo serían las cosas no podríamos concretarlas con exactitud para un futuro lo bastante lejano (o pasado).

Una forma muy sencilla de verlo es con algunos valores característicos de la naturaleza, que resultan ser infinitos y por lo tanto inalcanzables. Por ejemplo el número pi, que es absolutamente imposible de calcular con total exactitud. Bueno, en la biblia sí (pone que es 3), pero esos eran otros tiempos.

Así que aunque el universo fuera determinista y no existan ni el azar ni el libre albedrío, no podremos saberlo y por lo tanto nuestra percepción nunca podrá abarcarlo. Ni la nuestra ni la de nadie, qué cojones. ¡No existe la omnisciencia! ¿Qué diferencia hay entre un universo no determinista y uno determinista en el que no existe la predicción absoluta? ¿Qué más da si yo pienso todo esto porque me da la gana a mi (sea lo que sea “mi”) o porque cada una de mis neuronas obedece a cada uno de los estímulos que preceden a cada una de ellas, siguiendo cada una de las partículas involucradas su respectiva ecuación de movimiento establecida desde el principio de los tiempos, si no se me permite apreciar la diferencia?

A mi al menos me da lo mismo, y más a estas horas que estoy sin echar la siesta.

martes, 9 de abril de 2013

La barbería de los sobres


Si un señor muy malo muy malo mata a alguien, ese señor es un criminal. Si un señor paga a otro señor para que mate a alguien, sigue siendo un criminal, ambos lo son, aunque el primero sea más vago y más rico.

Ahora imaginemos que no es un señor, sino muchos señores distintos. A cada uno le interesa ir matando a cierta gente por intereses personales, y van acudiendo de vez en cuando a los empleados de una barbería que, aunque puede que en un principio se quisieran dedicar a afeitar honradamente a sus clientes, han visto mejor negocio en esto de los asesinatos. Por supuesto este grupo de sicarios sigue diciendo que se dedica a las actividades lícitas propias de su profesión, y con los años han hecho muchos clientes fijos que les confían ciegamente sus frágiles gargantas. Está claro que los contratantes son criminales, y que los ejecutores también lo son. Y que sus clientes son gilipollas, por cierto.

Pasan los años, las relaciones contratante-ejecutor se afianzan. Sigue pasando el tiempo, y la gente que encarga asesinatos va cambiando, y también se suceden los barberos-sicarios, montando toda una cadena de sucursales de barberías. Y cada vez son más los clientes confiados, por lo que cada vez son más los criminales que se interesan en contratar a los sicarios, ya tienen acceso a toda la población. Las navajas silban y las pagas corren a raudales.

Y un día a uno de los barberos, encargado de gestionar el dinero de los contratos criminales, le da por quedarse con una parte sin decírselo a los demás asesinos. ¿Qué van a hacer, denunciarle por robarle el dinero de sus asesinatos? Y pasa el tiempo, y otro día salta la liebre y la prensa se entera de todo el mogollón, que lleva durando décadas. ¿Y qué le interesa por encima de todo esto a los medios? Pues está claro, por encima de los criminales que encargan asesinatos para conseguir sus metas personales; y por encima de los sicarios que montan barberías para degollar a los clientes que les confían sus gargantas a cambio de dinero; lo que interesa en la prensa, en la calle y en la opinión pública en general es ¡que uno de los asesinos se quedaba con el dinero en vez de repartirlo!

Joder, digo yo que el que metan en la cárcel al asesino que sisaba está muy bien... ¿pero ni siquiera nadie va a comentar que toda la cadena de barberías sigue recortando gargantas? Y lo que es aún más grave, que hay un enorme grupo de gente dispuesto a pagar para que eso siga pasando, y si no es en las barberías pues será en otro lado, allá donde encuentren gente dispuesta a matar por dinero.

Tengo que reconocer que siempre he pecado de simplificar todo al máximo para tratar de comprender cómo funcionan las cosas, porque si no mis meninges no dan la talla. Pero esto de ver todos los días al hijo de puta este del Bárcenas entrando en su casa o yendo a por el pan acosado por setecientos periodistas me toca un poco los huevos. ¿Cuántos políticos cobran sueldos multimillonarios de empresas que ellos han privatizado? ¿Cuántas reformas en las leyes para favorecer a los defraudadores, para abaratar los despidos, para montar casinos, para regalar hospitales? ¿Y me tengo que creer que de pronto los periódicos que lamían las manos de esta gente se ponen a sacar su mierda sin más? Ni de coña. Y no hablo de decir quiénes son los culpables de nada, eso lo hacen los jueces. Pero los medios informan y opinan, o deberían hacerlo. Y yo sigo esperando a que se empiece a criminalizar a todos los hijos de puta, a todos, no sólo al espabilao que repartía diez y se quedaba una. Quiero que empapelen a los políticos corruptos, por supuesto, pero sobre todo quiero que los mercaderes que compran a esos políticos empiecen a remojarse las barbas. Claro, que esto no va a pasar. Al menos de momento parece que no, aún nos conformamos con el hijo puta del Bárcenas... y si dejamos de hacerlo hay más tipos de estos, por todos lados.

El médico dice que se me pasará enseguida, pero que por si acaso me plantee la marihuana terapéutica. 

miércoles, 3 de abril de 2013

El hombre plasmado


Creo que empiezo a comprender de qué va esto. Mariano en realidad debe vivir en alguna playa paradisíaca o yacer en alguna tumba sin nombre, si es que existió alguna vez. Lo que vemos nosotros es una simulación de presidente, siempre en diferido, que no existe más allá de su pantalla de plasma. Era la cara de Mariano o el muñequito del office que te ofrece ayuda. Y nadie confía en el muñequito del office.

Nuestro presidente virtual ha aparecido hoy en su morada de plasma, ha mirado tímidamente a uno y otro lado, luego ha bizqueado para enfocar su propia nariz y del susto ha guiñado frenéticamente el ojo. Entonces ha anunciado al pueblo que el invierno durará hasta 2014, momento en que España resurgirá de sus cenizas gracias a todo el crecimiento económico del que estamos siendo testigos. Y que como las reformas no han sanado aún la economía habrá que hacer más, del mismo modo que si un herido de bala no se cura con un tiro en las rodillas el cirujano diligente le pega otro en la cabeza. También ha dictado a su equipo de gobierno que no se dejen distraer por los escándalos de corrupción y las críticas, que se centren en la economía que es lo importante. A quién le importa la política y la democracia, habiendo cosas tan bonicas como las monedas, billetes y cheques.  

Vivan los yates, los esquíes y los sobres, las constructoras y los narcos, los ERES y los lobbies. Viva la economía y las pantallas de plasma. ¡Viva España!

Como saquen un presidente para i-pad yo me lo pillo, estoy harto de usar el mismo gobierno que la chusma pobre. ¿Qué es esto de un mismo presidente para todas las clases? ¡Eso es comunismo! Además yo no valoro sólo los contenidos, prefiero el diseño.

lunes, 11 de febrero de 2013

¡Hasta luego Bene!


Hemos visto dimitir al Papa antes que a un ministro español. Las malas lenguas dicen que renuncia porque su nombre ha aparecido en los papeles de Bárcenas, esos que Rubalcaba ha falsificado para cargarse a cualquiera que no le guste, y que todo lo que sale en ellos es mentira (“salvo algunash cosash”).

No obstante, el Papa ha afirmado que dimite porque se encuentra sin fuerzas: “hoy las he pasado putas en la séptima serie de sentadillas”, declaraba hace unos días.

Yo estoy un poco confuso. Se supone que el Papa es elegido por Diooooos, que infunde en sus pensamientos directamente su voluntad. Así que se me ocurre que o bien Diooooos se ha equivocado al nombrarle su representante o que el Papa se equivoca al renunciar. Pero Diooooos es omnipotente y por lo tanto no puede equivocarse, y el Papa es infalible (según los cánones del papado) por lo que tampoco puede tomar una equivocación errónea.

De manera que la solución al enigma es sencilla: el Papa ha creado una paradoja que acabará por desmenuzar toda la existencia. La que está liando Rubalcaba.

jueves, 7 de febrero de 2013

No me consta


Nuevo himno del Partido Popular:



-Oiga, disculpe pero esa cartera es mía.

-¿Cómo dice, caballero? ¿Qué insinúa?

-Bueno, pues que yo tenía la cartera en el bolsillo y ahora no está, y ese señor de ahí dice que le ha visto a usted cogerla. Y como veo que de pronto tiene usted una cartera igual en la mano, pues me parece obvio que está intentando robarme.

-No, no, se equivoca, esto es mío. Es que soy muy bueno con las finanzas, por lo que voy generando carteras con dinero de manera espontánea.

-¡Pero si le han visto cogerla de mi bolsillo!

-Pues a mí no me consta.

-Eh... ¿Cómo que no le consta?

-Pues eso, que no me consta. Me gustaría ayudarle, pero ya ve que no puedo hacer nada. Pero si le consuela, yo también me indigno cuando alguien roba a alguien, y lucho cada día para que eso deje de pasar. ¿Puedo contar con su voto?

-Señor, usted es un ladrón y un liante.

-¿Pero cómo voy a ser un ladrón? Para que se entere, yo soy registrador de la propiedad desde los 23, podría ser millonario si quisiera, y en cambio estoy aquí perdiendo dinero al no robarle a usted, como para que encima dude de mi palabra.

-Señor, voy a partirle la cara.

-Bueno, bueno, no se ponga usted así. Mire, para que vea que no tengo nada que ver con esto, voy a decirle a un amigo mío que lo investigue, caiga quien caiga. A veces me duele, de lo honesto que soy... en fin, lo mío es pura vocación para servir al ciudadano.

-¡¿Pero qué gilipollez es esa?!

-No, no, lo siento, no se admiten preguntas. Pero no porque tenga nada que ocultar, es porque yo hablo tan meridianamente cristalino que no hace falta que me pregunte nada. Bueno, pues nada, me voy a esquiar... Ah, por cierto, tenga usted.

-¿Qué es esto?

-Una demanda, por atentar contra mi honor. Le veo en el juicio.

martes, 1 de enero de 2013

Su publicidad aquí


Me encantan los anuncios de la tele. Claro que quizá sólo me parecen buenos porque están rodeados de toda esa otra mierda, la “programación”, pero a mí me encantan. Y me hacen pensar cantidad de cosas, son uno de nuestros mayores bienes culturales, y sin duda el que más fielmente nos representa.

Sin duda que nos representan. Poner un anuncio en la tele debe costar un pico, y sólo se paga ese pico cuando se cree que dará ganas a la gente de consumir el producto. Y para que consuman yo veo dos tretas principales: hacer que el espectador se identifique con lo que ve y asocie el producto a su forma de vida; o que quiera identificarse y que vea el producto como lo que necesita para ser lo que desea. Ahora echamos un vistazo a los anuncios, suponiendo que los publicistas saben hacer su trabajo (y yo creo que sí):

Vamos a empezar por un clásico atemporal: los anuncios de perfumes femeninos. En ellos nos presentan una serie de crías desnutridas pidiendo guerra vestidas de gala que o bien se han colado en los decorados de una película pretenciosa, o bien corren por la calle, el parque, la playa o cualquier otro paraje que sea exótico o glamuroso. La característica principal que irradian estas muchachas es absoluto éxtasis y felicidad plena, todo es risa y retozos, y parecen flipar completamente con todo lo que les rodea. Conclusión: las mujeres de nuestra sociedad asocian el oler bien con pasar hambre, ponerse hasta las orejas de farlopa y salir a correr descalzas con vestidos de noche. Hay otra versión en la que oler bien significa zorrear con hombres desconocidos e inofensivos que pasarán a acosarles inocentemente, bien con flores y carantoñas o bien persiguiéndoles mientras corren descalzas medio descojonadas de risa.

Luego están los anuncios profundos, de intenso calado filosófico, que venden felicidad a precio de chope y a muy bajos intereses. Aseguradoras, bancos y cajas de ahorros son los maestros de esta sección, despertando nuestra codicia a golpe de verdades reveladas: el amor, la humildad y la honestidad suelen estar en sus discursos, que dicen que la hormiga es la buena y la cigarra la mala (aunque sea la dueña del banco), o que debemos inspirarnos en el gran legado de los heroicos deportistas patrios... para abrir una cuenta o hacerte una póliza. ¿De dónde cojones sacamos alguna relación entre estas cosas? Supongo que simplemente tratan de ganar nuestra simpatía con figuras a las que queremos seguir o con mensajes vacíos y ambiguos que nos hace sentirnos buenas personas, contribuyentes de nuestra sociedad. Supongo que eso es porque saben que todos tenemos una pésima imagen suya y apelan a nuestro optimismo para mejorarla.

Y optimistas son también los de las compañías telefónicas, claro, donde todo son amigos, buenas noticias, familias navideñas y sonrientes teleoperadoras de seductora voz con casi ningún parecido a Rosbaldo Faldo, ese inútil que te llama todos los putos días para venderte tele-mierda al peso. Estos anuncios siempre incorporan la cancioncita de turno, pegadiza y odiosa por igual, y suelen tener más extras que el Señor de los Anillos, todos muy contentos tomando las calles y las plazas al son de su canción, todos portando los colores de su marca de telefonía móvil. Vamos, que si no quieres estar solito más te vale tener un teléfono, por no mencionar que es imposible tener amigos si no les dejas que te cuenten por wassup ciento tres veces al día qué tal han hecho caca hoy.

Y así llegamos a mis favoritos, los anuncios que venden optimismo y gilipollez y de paso te regalan su producto. El mejor de todos es ese de embutido en el que todos nos emocionamos y nos ponemos contentos cuando nos recuerdan quiénes somos: un país de gilipollas donde las abuelas pasan hambre para alimentar a sus nietos, mientras tenemos aeropuertos vacíos y nuestros jóvenes tienen que ir a otros países para sobrevivir. “Pero volveremos”, dicen en el anuncio... ¿En serio tratan de apelar a mi optimismo? Porque a mi no me dan ganas de comer mortadela, sino de ponerme a cortar chorizos con una guillotina.

Me cago en el optimismo, y de las ganas que tenemos de ser gilipollas. A ver cuándo empiezan a sacar anuncios para cínicos resabidos, porque cada vez me veo más lejos de la realidad.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

¡¡¡El fín del mundo!!!


Ya está aquí, ya llegó, el fin del mundo. Sólo quedan 9 días de existencia, según los antiguos mayas. Antiguos es ahora una de esas palabras que quedan acopladas a otra, en este caso mayas, de modo que nunca volverá a decirse la una sin la otra. Como presunto-culpable o centro-reformista. Pues ahora son los antiguos mayas.

Los antiguos mayas fueron una gente cojonuda que mantuvieron su civilización durante unos tres milenios, tiempo que emplearon en hacer sacrificios y calendarios. Así que no cuesta mucho imaginarse al funcionario de turno haciendo calendarios, encerrado en su oficina de antiguo maya. Su familia ha sido la encargada de hacer calendarios durante generaciones, desde los de bolsillo con estampitas o el escudo del betis, hasta los de pared con enfermeras rechonchonas en paños menores para recaudar fondos para los niños mongolitos. Ya llevan hechos 3500 calendarios, y eso que hubo que repetir más de 1000 por el despiste aquél de los bisiestos (más de uno sospecha que algún vago abusó del copy-paste y se pasó de listo).

Pero la función de estos funcionarios era fundamental, porque mientras otros pueblos se limitan a contar los días, los antiguos-mayas los fabrican. Ellos los diseñan, los ordenan y los dejan preparados. Todo el planeta entero se beneficia de esta labor, pudiendo disfrutar día tras día de la salida y la puesta de sol. "Hoy toca un día, martes, 24 horas, festivo en Getafe"; y la naturaleza obedece. Pero para nuestra calamidad, la civilización antigua maya sufrió una crisis tremenda por haber sido conquistada por encima de sus posibilidades, y los descubridores españoles les dijeron que si querían seguir siendo conquistados tendrían que hacer recortes. Los primeros en caer fueron precisamente estos funcionarios, a los ojos del gobierno era una tontería invertir en el futuro, más cuando los sacerdotes apenas tenían para sacrificios hoy. Total, que se dejaron de hacer calendarios.

Y así pues, los mayas sólo dejaron días hechos hasta el 21 de este mismo mes, y como nadie más sabe sumar 21+1 y mucho menos 21+2, jamás sabremos qué día viene después. Llega por lo tanto el fin del mundo, nos hemos acabado todos los días. Espero que los hayas aprovechado bien, porque se te acabó el chollo. A no ser que no sea una fecha de caducidad, sino uno de esos “consumir preferentemente”, entonces con un poco de cuidado esto aún sirve un poco más. Y si no, qué coño, acabaremos sacando los días usados de los contenedores y a rebañar.